· Rafael Espino: diferencias evidentes con AMLO.
· La democracia en México: bajo amenaza.
La columna
POR CARLOS JARAMILLO VELA
· Rafael Espino: diferencias evidentes con AMLO.
· La democracia en México: bajo amenaza.
Llama la atención el reciente hecho acontecido cuando el senador morenista chihuahuense, Rafael Espino, se negó a otorgar su voto a favor del denominado Plan B de la reforma electoral, propuesto al Senado por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Para nadie es un secreto que Espino, además de miembro de MORENA, es amigo personal de López Obrador. Igualmente es del dominio público la claridad con la cual el senador explicó el motivo para negarse a respaldar la iniciativa presidencial, ya que dijo: “Yo estoy muy tranquilo, muy consciente, no podría haber actuado de otra forma. Mi conciencia está con el cumplimiento a la Constitución”. Es precisamente esta declaración la que afianza la imagen del senador chihuahuense, quien no obstante su amistad con el mandatario, tuvo la entereza suficiente para votar en contra de una reforma que ha sido reiteradamente cuestionada porque es inconstitucional.
Así, el mensaje de Espino es evidente. La lectura derivada de su posición respecto a las pretensiones ilegales del presidente permite concluir en modo indiscutible que aunque Rafael Espino es correligionario y amigo de Andrés Manuel López Obrador, eso no será motivo para que avale las iniciativas que el presidente pretenda imponer en contra de lo que manda la constitución. Son claras las coincidencias que unen a Espino con López Obrador, sin embargo, también son igualmente evidentes las diferencias que separan a ambos.
No pocos políticos, analistas, periodistas, intelectuales y académicos consideran que hoy México enfrenta el riesgo de sufrir un grave retroceso democrático ante el eventual trastrocamiento de sus instituciones electorales. Desde el inicio de la presente administración federal el presidente Andrés Manuel López Obrador ha venido instrumentando –aunque todavía sin poder lograrlo- la desaparición del Instituto Nacional Electoral (INE), así como un cambio sustancial en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Las críticas al presidente han abundado, pues todas las opiniones contrarias a López Obrador coinciden en afirmar que la intención de éste es modificar el marco legal para crear instituciones electorales a modo, que actúen bajo el control de su gobierno con el fin de manipular las elecciones para favorecer a su partido.
Es decir, para los detractores de la pretendida reforma electoral impulsada por el presidente resulta evidente que lo que éste intenta constituye, en términos histórico-políticos, una regresión al pasado, lo cual sin duda es preocupante, porque tal propósito es una verdadera amenaza al actual sistema de normas y organismos garantes de la legitimidad y transparencia de la democracia en México.