Todos queremos una segunda oportunidad como la de Szczęsny
Tal vez ocurrió en el hoyo 8, simbólico por su proximidad al mar. Con la piel húmeda y embadurnada en crema solar, al hombre le comenzó a vibrar el teléfono en el bolsillo. “Espera un momento, sujétame esto”, le pidió a su hijo bajando la mirada, con gesto contrariado por los dígitos que aparecían en la pantalla. No los reconocía, no era un número de teléfono de su país. “Parece español”, añadió antes de responder a esa llamada que le cambió la vida.
Fuente: El País