Leer a Gerald Durrell, o volver a ser un niño

“Si yo tuviera el arte de un Merlín, a cada niño le haría el regalo de mi infancia”. Lo dijo Gerald Durrell en una entrevista al final de su vida, y es fácil comprender por qué. Es posible que el joven Gerald haya sido el niño más feliz del mundo. Se mudó con su familia de la fría Inglaterra a la soleada Corfú cuando tan solo tenía 10 años, y descubrió el mar, los olivares, las cigarras, los veranos interminables, la luz, la vida, en fin. Descubrió su amor por los animales, grandes y pequeños, y descubrió a su propia y peculiar familia. “Fue como nacer por primera vez”, dijo, de su llegada a Corfú. Lo sabemos bien sus fieles lectores y lo saben también quienes han seguido sus aventuras en la popular serie Los Durrell. La infancia de Gerald es ese lugar al que todos querríamos volver, incluso sin haber estado en él. Afortunadamente, podemos hacerlo, leyendo su amplísima y no tan conocida obra publicada.

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Fuente: El País

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