El Papa que no vio jugar a Messi

En la calle de Roma no se habla de otra cosa estos días. Ha muerto el Papa, claro. Pero desde la otra orilla del Tíber emana un foco de espiritualidad alternativo donde lo que preocupa es la jornada. El funeral de Francisco reunirá el sábado a decenas de jefes de estado y paralizará la ciudad en una celebración inédita desde hacía más de un siglo. El féretro recorrerá Roma porque pidió ser enterrado en la basílica de Santa Maria Maggiore. Y todos los partidos previstos para ese día deberán aplazarse 24 horas. Los clubes afectados, agotados en la recta final de temporada, han echado cuentas y al Inter, un líder desfondado, no le salen por ningún lado. El equipo de Inzaghi, que jugaba el sábado contra la Roma, contaba con ese cojín para llegar tan descansado como su rival al encuentro del miércoles con el Barça, que se juega la Copa del Rey el sábado contra el Real Madrid. Justicia divina, podría pensarse, por la jugarreta del volcán islandés que desgastó al Barça en un largo viaje en autobús hasta Milán la última vez que se vieron en unas semifinales de Champions.

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Fuente: El País

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