Ahogarse en la orilla o bañarse en la playa

En los pueblos de mar conocemos una verdad fundamental que el resto del mundo parece ignorar: ahogarse en la orilla, casi viendo luz en la puerta de casa, es una posibilidad tan cierta como morir en Terranova o en el Gran Sol. La fatalidad no entiende de distancias y su sentido del humor, negro como la noche más oscura, acostumbra a cobrarse las vidas de quienes no hicieron mayor intento por merecerlo que llegar hasta el final: nada hay más humano que perder con la mesa puesta.

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Fuente: El País

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