Deterioro del Metro: reto político para Claudia Sheinbaum y MORENA.
· El llamado Plan B de la reforma electoral: catalizador de la polarización.
La columna
POR CARLOS JARAMILLO VELA
· Deterioro del Metro: reto político para Claudia Sheinbaum y MORENA.
· El llamado Plan B de la reforma electoral: catalizador de la polarización.
Las falta de mantenimiento del Sistema de Transporte Colectivo (Metro) de la Ciudad de México, ha generado durante los últimos años varios accidentes con víctimas mortales y personas lesionadas. A pesar de los intentos de los gobiernos Federal y de la CDMX para intentar vender la idea de supuesto sabotaje, e incluso no obstante la presencia seis mil miembros de la Guardia Nacional en las instalaciones de dicho medio de transporte, la percepción de la ciudadanía es distinta al discurso oficial, ya que los usuarios y el público tienen la certeza de que los accidentes ocurridos en el Metro son consecuencia de la falta de mantenimiento y previsión por parte de laS autoridades capitalinas. Además, el ingeniero Fernando Espino Arévalo, líder del Sindicato de Trabajadores del Metro, en entrevista con medios de comunicación ha responsabilizado a las autoridades de la capital por la disminución presupuestal que sistemáticamente han venido aplicado en perjuicio del Metro durante los últimos años, así como por su negligencia debida a la falta de mantenimiento.
Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, y aspirante a la candidatura presidencial por MORENA, es una de las principales afectadas por las tragedias y accidentes suscitados en el Metro, así como por los señalamientos del líder sindical, ya que el descuido y la limitación presupuestal de ese importante medio de transporte, así como las pérdidas humanas y materiales derivadas de tales negligencias, han hecho crisis durante su administración. Asimismo, resulta perjudicada la imagen de MORENA en la capital del país, donde independientemente de los hechos del Metro, hay una considerable oposición al Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y a su partido.
La convivencia social en México continua viéndose amenazada por el discurso presidencial, cuyo contenido beligerante se ha venido manifestando desde el comienzo de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien se ha encargado de fabricar enemigos ficticios y atribuirles calificativos de índole ideológico. Este discurso polarizante le ha dado al presidente ciertos resultados, pues hoy, para muchos México está dividido en liberales y conservadores, progresistas y retrógradas, honestos y corruptos, sinceros e hipócritas, leales y traidores, patriotas y antipatriotas, demócratas y antidemócratas, en fin, buenos y malos.
Las ofensivas verbales del presidente han incluido, entre otras instituciones, al Instituto Nacional Electoral (INE), al cual el mandatario ha denostado en reiteradas ocasiones, pues pretende eliminar a dicho órgano garante de la democracia y sustituirlo por un ente distinto, cuya normatividad legal y estructura organizacional permitan al gobierno intervenir en la conformación y operación del órgano electoral, así como ejercer influencia en los resultados de los comicios. Por esto,
ha levantado enorme controversia el denominado Plan B de la reforma electoral, mismo que los asesores del presidente López Obrador han diseñado como alternativa a la iniciativa de reforma electoral originalmente propuesta por el presidente al Poder Legislativo y que éste rechazó en virtud del carácter inconstitucional de tal iniciativa. Periodistas, analistas políticos, académicos, organizaciones de la sociedad civil, funcionarios electorales, abogados, dirigentes de partidos políticos, así como un número considerable de ciudadanos mexicanos, se han opuesto a las referidas pretensiones presidenciales en materia electoral, y lo seguirán haciendo. Por ello, y debido a la naturaleza también antidemocrática e inconstitucional del llamado Plan B de la reforma electoral, la creciente controversia que se dará en torno a éste será un factor que durante los próximos meses, y de cara a la elección presidencial del año entrante, contribuirá a agudizar el ambiente de confrontación social que el presidente López Obrador ha generado.