‘Pannacotta’ de almendras tostadas con fresas
Podemos describir la pannacotta como un flan de nata. No lleva cocción, y la textura se consigue añadiendo gelatina a la nata, así que el símil con el flan se queda solo en lo visual. Empiezo a describirla por su aspecto porque tengo la firme convicción de que la pannacotta va servida desmoldada, y con la textura correcta. Me explico: la única dificultad reside en usar la mínima cantidad de gelatina posible, la que le permite aguantarse de pie manteniéndose cremosa.
Fuente: El País