Raluca Buzura, la ceramista que crea joyas de porcelana tan bellas como inquietantes
Cuando Raluca Buzura (Rumania, 40 años) tenía 13 años se pasó todo el verano pintando. No lo hizo en un cuaderno de dibujo, en lienzos de tela o en paredes abandonadas. Su encargo era mucho más ambicioso: debía de pintar el iconostasio de una pequeña iglesia ortodoxa cercana a su pueblo natal, en el norte de Transilvania. Era una obra colosal para una adolescente, pero aceptó el reto porque se sentía preparada y también porque sabía que llenaría de orgullo a sus progenitores: un clérigo y una profesora de Dibujo. “Desde pequeña tuve inquietudes artísticas y, cuando cumplí los 12 años, mi padre me envió un verano a un monasterio de monjas para aprender pintura religiosa bizantina”, explica. Una experiencia vital que le marcó profundamente y que, un año más tarde, plasmó en aquella imponente pared con tres puertas camufladas que en las iglesias ortodoxas separa el altar del resto del templo. “Recuerdo pintar las escenas de la vida de Jesús, usar muchos colores y también el oro, tan característico de este tipo de pintura. Nunca más he regresado allí, pero creo que me gustaría”, confiesa con cierta añoranza.
Fuente: El País