Una ausencia de traca
escrito por Álvaro Solano
Una vez conocidas las combinaciones que compondrán el abono venteño y pasada la resaca de la gran gala que Simón Casas propuso para presentar los carteles, llega la hora de analizar ausencias injustificadas en el ciclo isidril. Este San Isidro 2019 podría conocerse bajo el nombre de `la feria de las oportunidades`, sin Enrique Ponce por lesión, Morante de la Puebla, José María Manzanares, por incompatibilidad personal con el bombo y Alejandro Talavante retirado de los ruedos, la feria toma un matiz de relevo generacional, donde las jóvenes figuras y los toreros emergentes van a tener la oportunidad de oro para dar un puñetazo sobre la mesa y cambiar, de una vez, este sistema que tantos problemas está generando en los últimos años.
Hay que dar la enhorabuena a Plaza 1 por componer un serial tan complicado como es San Isidro, con treinta y cuatro tardes seguidas, con tanta solvencia, generando expectación para cada festejo. Sin embargo, como en toda gran composición, siempre queda algún vacío, algún error difícil de entender. En este caso hablamos de un joven torero que triunfó en la catedral del toreo hace dos temporadas, que logró unir el coro de la parroquia venteña en un caluroso y seco veintiuno de agosto del año 2016, que cortó, además, una oreja en la Maestranza de Sevilla ese mismo curso… que al siguiente año mató ocho corridas, confirmando la alternativa en Nimes y dejando una gran dimensión y que, por último, el pasado ciclo, de manera increíble, tan solo pudo torear cuatro tardes dejando una gran entrega, firmeza y ganas de ser torero, sin eludir el compromiso y matando varias de las conocidas como ganaderías «duras».
Estamos hablando de Javier Jiménez, uno de los rubios de Espartinas, que ha quedado apartado del principal ciclo del coso de la calle Alcalá. Uno de los toreros emergentes llamados a suceder en la jerarquía de la tauromaquia a los leones que reinan en la manada del escalafón. Un diestro, que cada vez que tiene una oportunidad, demuestra ganas, actitud, disposición, entrega y verdad entre otras muchas cualidades. Una persona para la que el traje de luces representa más que una simple profesión, representa su vida y sus metas profesionales. Un profesional que ahora, resignado, debe esperar una oportunidad, más que merecida -todo hay que decirlo- en Las Ventas. Esperemos, aunque tenga que ser fuera de feria, que este joven diestro tenga esa oportunidad para que pueda demostrar, como cada tarde, que quiere ser figura del toreo, que su sueño es ponerse cada tarde delante del toro para poder expresar todo lo que lleva dentro… Aunque ya sabemos que sin oportunidades, todo queda en eso, en un bonito sueño.